“...  Solo pido que el viento

lleve en sus alas, el aroma

de mis palabras, la huella de mi Amor.

El susurro de mi presencia,

la entrega profunda de mi ser ...”

 

 

 

 

 Inventamos el personaje

que queremos interpretar

y jugamos ese rol frente a los demás.

Pero

Cuando alguien

y por nuestro descuido

se enfrenta a un segundo

de nuestra verdad,

nuestro ser desnudo,

sin papel, sin intérprete

nuestro verdadero yo

el ser que se oculta, tras

la máscara

queremos convertir esa

verdad en fantasía

nunca existió

y nuestra ficción pasa

a ser real, y nuestra

verdad, una mentira.

 

Buscamos desesperadamente

que alguien nos comprenda,

nuestro dolor, nuestras miserias,

tal cual somos.

Deseamos desesperadamente

a ese alguien a quien mirar

a los ojos,

y  no tener que explicar

y que nos acepte y nos de su

Amor.

Pero, tal vez no estemos

dispuestos a renunciar a la

seguridad, que nos da

el personaje que “valientemente”

interpretamos.

Pero, aún para seguir

tenemos y necesitamos negar

nuestra verdad más profunda

 

y convertimos a nuestro testigo

en ceniza de olvido, como

a nuestro verdadero ser,

a quien preferimos  no

ver ni escuchar, si es posible

amordazar y ocultar en algún

lugar de la inconciencia.

 

Sin embargo en algún

aquí y ahora

están esos ojos que nos

ven tal cual somos

siempre

y en quien a modo

de espejo nos devuelven con

su paz el sabernos aún vivos

existentes, en un mundo

virtual de cuentos y disfraces

y que estemos donde y como

estemos siempre nos verán

al Alma.

 

  Tere